Los Kyries son nueve invocaciones, en lengua griega, para implorar el perdón y la asistencia de la Santísima Trinidad. Son los pocos vestigios griegos que están en la liturgia de la liturgia latina.
Kyrie es el vocativo del sustantivo griego Κύριος (Señor), mientras que eleison es imperativo aoristo del verbo ἐλεέω (compadecerse). Cabe recordar que Kyrios es el término usado por la versión griega de los lxx para traducir Yahweh. Christe es el vocativo de Χριστός (en hebreo: Mesías), significa ungido.
Los Kyries se cantan a continuación del Introito. Los historiadores de la liturgia dicen que en Roma se cantaban las letanías de los santos cuando se dirigían a la Misa en la iglesia estacional (como en la Misa del Sábado de Gloria y en la de la Vigilia de Pentecostés). Las últimas invocaciones de las letanías son los Kyries. Luego, en las Misas en las que no se hacía esta procesión se cantaban igualmente estas invocaciones con melodías más ornamentadas.
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Fue costumbre durante la Edad Media, desfigurar el texto de los Kyries con frases interpuestas llamadas tropos, cada una de cuyas sílabas se adaptaba a una nota de los largos neumas gregorianos que adornaban estas invocaciones. De ahí que las misas gregorianas tengan títulos como Orbis factor, Lux et origo o Kyrie fons bonitatis que no son otra cosa que las primeras palabras de los correspondientes tropos.
El Gradual Romano establece cuál formulario debe cantarse en cada ocasión. Los domingos del año prescribe el Nº XI. La melodía es del S. X, modificada luego en los siglos XIV-XVI. La versión original de esta melodía se encuentra entre los cantos ad libitum (Nº X).
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Aquí se puede descargar el audio de los monjes de la Abadía de San Mauricio y San Mauro de Clervaux en Luxemburgo.