viernes, 19 de abril de 2024

Modicum

 

Traducción

Joa. 16, 16

Un poco de tiempo y ya no me veréis aleluia: y de nuevo un poco, y me volveréis a ver, porque me voy al Padre, aleluia, aleluia.


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Aunque estas palabras referidas por el Evangelio de San Juan Nuestro Señor las dice antes de su Pasión, ese otro poco de tiempo es el que empieza después de la Ascensión, cuando Jesús se va al Padre. Lo volveremos a ver cuando venga de allí a juzgar a los vivos y a los muertos. Esta interpretación se entiende a la luz del versículo 20, en el que el Señor se refiere a la alegría del mundo y a las persecuciones del tiempo presente. Por eso cuando Él vuelva nadie nos quitará el gozo. San Agustín explica que “es una promesa que se dirige a toda la Iglesia. [...] Este poco de tiempo nos parece largo ahora que estamos viviendo, pero, cuando haya finalizado, veremos cuan corto ha sido”[1].


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Es por ello que la Iglesia usa este texto como Comunión en el tiempo pascual.


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Aquí se puede escuchar o descargar la comunión registrada por los monjes de la Abadía San Pedro de Solesmes.



[1] San Agustín, Tratados sobre el Evangelio de San Juan, 101, 6.


jueves, 11 de abril de 2024

Regina cæli III

 

Es la antífona pascual a la Santísima Virgen María con la notación premonstratense.


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Aquí se puede descargar o reproducir online el audio de los canónigos premonstratenses de la Abadía de Orange.

jueves, 4 de abril de 2024

Sábado in albis

Traducción

Ps. 104, 43. 1

Sacó el Señor a su pueblo con alborozo, aleluia; y a sus escogidos con alegría, aleluia, aleluia. Sal. Celebrad al Señor e invocad su nombre, anunciad sus obras  entre las naciones. Gloria al Padre.


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La Iglesia celebra durante esta semana a quienes recibieron el bautismo durante la vigilia pascual. Este sábado dejaban ya la vestidura bautismal que se les había impuesto, por eso este sábado se llama in albis (depositis). Y exhorta a los neófitos a meditar que el Señor sacó a su pueblo de Egipto para llevarlo a la tierra prometida, así dejando el pecado pasaron a la vida de la gracia.


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Aquí se puede escuchar o descargar el introito de las monjas de la Abadía Notre-Dame d'Argentan.

 

miércoles, 27 de marzo de 2024

Viernes Santo

Traducción

Lam 2, 12-15


Lamed. Decían a sus madres: ¿Dónde está el pan y el vino? al caer desfallecidos en las plazas de la ciudad, exhalando el alma en el regazo de sus madres.

Mem. ¿A quién te compararé o a qué te asemejaré, hija de Jerusalén? ¿A quién te igualaría a fin de consolarte, virgen hija de Sion? porque tu quebranto es grande como el mar. ¿Quién podrá curarte?

Nun. Tus profetas te anunciaron visiones falsas y necias, y no manifestaban tus iniquidades para moverte a penitencia, sino que te anunciaron oráculos vanos y falaces.

Samec. Todos cuantos pasaban por el camino batían palmas, silbaban y meneaban, burlones, su cabeza contra la hija de Jerusalén: ¿Es ésta la ciudad que decían del todo hermosa, la delicia de toda la tierra?

¡Jerusalén, Jerusalén, conviértete al Señor, tu Dios!


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Aquí se puede escuchar online o descargar el canto de la segunda lamentación del Viernes Santo según los libros litúrgicos cistercienses por un monje de la Abadía de Casamari.

 

jueves, 7 de diciembre de 2023

Inmaculada Concepción II

 

Traducción

Cfr. Luc. 1, 28

Ave María, llena eres de gracia. El Señor es contigo. Bendita tú entre las mujeres, aleluia.


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Este ofertorio fue compuesto para la fiesta de la Inmaculada Concepción por Dom Joseph Pothier, quien murió el 8 de diciembre de 1923.


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Aquí se puede escuchar o descargar el ofertorio registrado por los monjes de la Abadía de Santa María de Fontgombault.


jueves, 23 de noviembre de 2023

Angularis fundamentum

 

Traducción

1. Como piedra angular y fundamento

es enviado Cristo,

que en el ensamblaje de los muros

está unido a uno y otro,

a quien la santa Sion recibe,

en el cual el creyente permanece.


2. Toda aquella ciudad amada

y consagrada a Dios,

llena de melodías, en júbilo

de alabanza sonora,

con fervor glorifica

a Dios uno y trino.


3. A este templo, oh sumo Dios,

vencido por los ruegos ven,

y en tu clemente bondad

recibe votos y preces;

derrama aquí incesantemente

tu abundante bendición.


4. Que aquí todos merezcan

obtener las cosas pedidas

y poseer las obtenidas,

ingresar con los santos

para siempre al Paraíso,

conducidos al reposo.


5. Gloria una y honor a Dios

siempre y en todas partes altísimo,

Al Padre, y al Hijo,

y al excelso Paráclito,

Para el cual es la alabanza

por los siglos eternos. Así sea.


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Es el himno de laudes de la Dedicación de una Iglesia y data del siglo IX. El himno es la segunda parte de Urbs Jerusalem.


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Aquí se puede escuchar o descargar el himno registrado por los monjes benedictinos de la Abadía Notre-Dame de Fontgombault, según la notación del Antifonario Monástico.


jueves, 16 de noviembre de 2023

Dies irae

 

Traducción

Día de la ira; día aquel

en que los siglos se reduzcan a cenizas;

como testimoniaron David y la Sibila.


¡Cuánto terror habrá en el futuro

cuando el juez haya de venir

a juzgar todo estrictamente!


La trompeta, esparciendo un sonido admirable

por los sepulcros de todos los reinos

reunirá a todos los hombres ante el trono.


La muerte y la naturaleza se asombrarán,

cuando resucite la criatura

para que responda ante su juez.


Aparecerá el libro escrito

en que se contiene todo

y con el que se juzgará al mundo.


Así, cuando el juez se siente

lo escondido se mostrará

y no habrá nada sin castigo.


¿Qué diré yo entonces, pobre de mí?

¿A qué protector rogaré

cuando ni los justos estén seguros?


Rey de tremenda majestad

tú que, al salvar, lo haces gratuitamente,

sálvame, fuente de piedad.


Acuérdate, piadoso Jesús

de que soy la causa de tu calvario;

no me pierdas en este día.


Buscándome, te sentaste agotado

me redimiste sufriendo en la cruz

no sean vanos tantos trabajos.


Justo juez de venganza

concédeme el regalo del perdón

antes del día del juicio.


Grito, como un reo;

la culpa enrojece mi rostro.

Perdona, señor, a este suplicante.


Tú, que absolviste a María (Magdalena)

y escuchaste la súplica del ladrón,

me diste a mí también esperanza.


Mis plegarias no son dignas,

pero tú, al ser bueno, actúa con bondad

para que no arda en el fuego eterno.


Colócame entre tu rebaño

y sepárame de los machos cabríos

situándome a tu derecha.


Tras confundir a los malditos

arrojados a las llamas voraces

hazme llamar entre los benditos.


Te lo ruego, suplicante y de rodillas,

el corazón acongojado, casi hecho cenizas:

hazte cargo de mi destino.


Día de lágrimas será aquel día

en que resucitará, del polvo,


para el juicio, el hombre culpable.

A ese, pues, perdónalo, oh Dios.


Señor de piedad, Jesús,

concédeles el descanso. Amén.


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Este himno del siglo XIII fue atribuido a diversos autores, pero no se pudo establecer quién lo compuso. Se lo suele situar entre los mejores poemas en latín medieval.


El poema describe el día del juicio final, con la última trompeta llamando a los muertos ante el trono divino. El inicio está inspirado en el libro de Sofonías 1, 15-16: "Día de ira es aquel día, día de angustia y aflicción, día de devastación y ruina, día de tinieblas y oscuridad, día de nubes y densas nieblas; día de trompeta y alarma contra las ciudades fuertes y las altas torres". También alude al oráculo de la Sibila Eritrea, citada por San Agustín en La Ciudad de Dios, Libro XVIII, capítulo 23.


Este himno se usó como secuencia en la Misa de difuntos del rito romano a partir del siglo XIV.


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Aquí se puede escuchar o descargar la secuencia registrada por los frailes dominicos de la provincia polaca, según la notación del Gradual Dominicano.


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Esta es la traducción en versos de la Revista "Número".


Día airado el que en tu riza

vuele el orbe hecho ceniza

cual David lo profetiza.


¡Qué temblor en cada pecho

cuando tras de tu derecho

nos aguardes en acecho!


Un clangor extraordinario

llamará sobré el osario

a los hombres al Santuario.


Estupor tendrá la muerte

cuando vea al hombre inerte

levantarse de tal suerte.


Verá el mundo el libro abierto

donde queda al descubierto

todo humano desacierto.


¿Quién será el que se resista

cuando el Juez al juicio asista?

Nada oculto habrá a su vista.


¿Qué diré yo miserable?

¿quién habrá que por mí hable,

cuando el justo es despreciable?


Rey de inmenso poderío

que si salvas eres pío,

sálvame, refugio mío.


¿No recuerdas que llevaste

mi natura y la purgaste?

No me pierdas si me amaste.


Si buscándome sufriste;

si en la Cruz me redimiste,

no malogre lo que hiciste.


Justo Juez de la vindicta;

da el perdón a mi alma aflicta

antes de la cuenta estricta.


Reo soy, me tiene opreso

la vergüenza de mi exceso:

ten piedad pues me confieso.


Si a María la absolviste

y al ladrón su ruego oíste,

esperanza a mí me diste.


Falto y pobre es el mi ruego,

mas acéptalo en sosiego:

no me arrojes en el fuego.


Dame un sitio eh el rebaño

de tu diestra; donde el daño

no reciba del engaño.


Ponme aparte del impuro

que confundes en lo obscuro,

llámame a tu seguro.


Pídote Señor, contrito

bajo el peso del delito,

que mi fin sea bendito.


Día triste y lacrimoso

aquél en que del reposo

llames al hombre a tu juicio.

Séale tu amor propicio.[1]



[1] Versión de la Revista "Número" Nº 11, septiembre de 1930, pág. 108.