Lam 2, 12-15
Acuérdate, ¡oh Señor!, de lo que nos ha sucedido; mira y considera nuestra ignominia. Nuestra heredad ha pasado a manos de extranjeros, en poder de extraños se hallan nuestras casas. Nos hemos quedado como huérfanos, privados de su padre; están como viudas nuestras madres. A precio de dinero bebemos nuestra agua, y con dinero compramos nuestra leña. Atados del cuello nos conducen como a bestias, no se da descanso a los fatigados. Alargamos nuestras manos a los egipcios y a los asirios, para saciarnos de pan. Pecaron nuestros padres, y ya no existen; y el castigo de sus iniquidades lo llevamos nosotros. Nuestros esclavos se han enseñoreado de nosotros; no hubo quien nos libertase de sus manos. Con peligro de nuestras vidas vamos a lugares desiertos en busca de pan, temiendo siempre la espada. Quemada y renegrida como un horno ha puesto nuestra piel el hambre atroz. Deshonraban a las mujeres de Sion, violaban a las vírgenes en las ciudades de Judá. Colgados de la mano han sido los príncipes; no han tenido respeto a los ancianos. Abusaron deshonestamente de los jóvenes; y los niños caían bajo la carga de la leña. Faltan en las puertas los ancianos, y los jóvenes en el coro de los músicos. Se extinguió la alegría en nuestro corazón; se han convertido en luto nuestras danzas. Han caído de nuestras cabezas las coronas. ¡Ay de nosotros, hemos pecado! Por esto ha quedado melancólico nuestro corazón; por esto perdieron la luz nuestros ojos. Porque está desolado el monte Sión; las raposas se pasean por él. Pero tú, oh Señor, permanecerás eternamente; tu solio subsistirá en todas las generaciones. ¿Por qué nos olvidarás para siempre? ¿Nos abandonarás por largos años? Conviértenos, Señor, a ti, y nos convertiremos; renueva nuestros días como al principio. Más tú nos has desechado; te has irritado terriblemente contra nosotros.
¡Jerusalén, Jerusalén, conviértete al Señor, tu Dios!
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Aquí se puede escuchar online o descargar el audio de la Oración del Profeta Jeremías del Sábado Santo según los libros litúrgicos dominicanos, registrado por un fraile de la provincia de Polonia.