Lleno de
alegría
exulte el
coro fiel,
Aleluia.
Al Rey de
reyes
da a luz la
Virgen santa:
¡admirable
prodigio!
El Ángel
del Consejo
ha nacido
de la Virgen,
el Sol de
la Estrella.
El Sol
que no conoce ocaso,
La Estrella
siempre radiante,
siempre luminosa.
Como de
la estrella nace el rayo,
la Virgen
da a luz al Hijo
de semejante
forma.
Ni la
estrella por el rayo,
ni la
Madre por el Hijo,
queda
mancillada.
El gran
cedro del Líbano
toma la
forma del hisopo
en
nuestro valle.
El Verbo
del Altísimo
tomó un
cuerpo pasible,
al asumir
la carne.
Isaías lo
profetizó,
la sinagoga
lo recordaba,
mas nunca
desistió
de su
ceguera.
Si no a
tus profetas,
que crea
a los gentiles
pues los cantos
sibilinos
eso
vaticinaron.
Infeliz,
apresúrate,
créele a
los antiguos oráculos:
¿por qué condenarte,
pueblo
miserable?
Cree que
éste es el Niño
que
anuncia la profecía:
el que ha
sido dado a luz
por la
Virgen.
Aleluia.
Esta
secuencia, propia de la Navidad, fue durante mucho tiempo atribuida
a San Bernardo, aunque es anterior a él y aparece ya en manuscritos del siglo XI.
Figura en los libros litúrgicos de los premonstratenses y los dominicos.
* * *
Aquí se puede escuchar o descargar la secuencia registrada por los canónigos premonstratenses de la Abadía de Frigolet.
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