Traducción
Creo
en un solo Dios, Padre omnipotente, creador del cielo y de la tierra, de todo lo
visible y lo invisible.
Y
en un solo Señor Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de
todos los siglos.
Dios
de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero.
Engendrado,
no creado, consubstancial al Padre; por quien todo fue hecho.
Que
nosotros los hombres y por nuestra salvación descendió de los cielos.
Y
por obra del Espíritu Santo se encarnó de María Virgen y se hizo hombre.
Y
por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilatos. Padeció y fue
sepultado. Y resucitó al tercer día según las Escrituras.
Subió
a los cielos y está sentado a la derecha del Padre.
Y
de nuevo vendrá con gloria para juzgar a los vivos y a los muertos. Y su reino no
tendrá fin.
Creo
en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo. Que
con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria y que habló por los
profetas.
Creo
en Iglesia que es Una, Santa, Católica y Apostólica.
Confieso
que hay un Bautismo para el perdón de los pecados.
Espero
la resurrección de los muertos.
Y
la vida del siglo venidero. Amén.
* * *
Todos
los domingos, días de precepto y algunos días festivos, se canta el Credo o
“Símbolo de la fe”.
Es
una afirmación rotunda de la fe que le ha sido anunciada en el Evangelio.
El
texto de este Credo no es el llamado de los Apóstoles, que se aprende en el catecismo,
sino otro más largo y más explícito, redactado en el concilio de Nicea (a. 325)
y completado en el de Constantinopla (a. 381), para refutar ciertas herejías
entonces incipientes en Oriente.
Los
orientales empezaron a cantarlo en la Misa en el siglo V. En el siglo VI lo
introdujo en España el concilio de Toledo (a. 589). En Francia entró en el
siglo VII, y en el IX en Alemania. En Roma lo introdujo Benedicto VIII, en el
siglo XI, por sugerencia de San Enrique Emperador; no habiéndolo usado antes
por no haber tenido la Iglesia romana hasta entonces ninguna herejía que
combatir.
* * *
Aquí se
puede escuchar o descargar el Credo I registrado por los monjes de la Abadía Saint–Maurice
et Saint–Maur de Clervaux.
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