Sal. 24, 1-4
A ti,
Señor, elevo mi alma; Dios mío, en ti confío; no quede por ello avergonzado, ni
se burlen de mí mis enemigos; pues cuantos en ti esperan, no quedarán
confundidos. Sal. Muéstrame, Señor, tus caminos, y enséñame tus senderos.
Gloria al Padre.
* * *
Aquí
se puede escuchar o descargar el introito registrado por los monjes de la
Abadía San Martín de Ligugé.
* * *
El
Adviento marca el inicio del año litúrgico. Es un tiempo penitencial –mitigado con
respecto a la cuaresma–, se usa el color morado en los ornamentos y se suprime
el Gloria en la Misa.
En este
tiempo litúrgico la Iglesia quiere hacerse eco de las expresiones de los
profetas del Antiguo Testamento –especialmente del profeta Isaías– en espera
del Mesías preparándonos así para la Parusía. La Iglesia escucha la palabra de
boca del Señor "He aquí que vengo presto" e implora con fervor "¡Ven,
Señor Jesús!".
Advierte el cardenal Newman que "es cierto que muchas veces, a lo largo de los siglos, los cristianos se han equivocado al creer discernir la vuelta de Cristo; pero convengamos en que en esto no hay comparación posible: que resulta infinitamente más saludable creer mil veces que Él viene cuando no viene que creer una sola vez que no viene cuando viene".
No hay comentarios.:
Publicar un comentario